Multiplicación del trabajo y nuevos retos para la justicia social

112 Los espacios laborales emergentes en la actividad educacional en Cuba se carac - terizan por una gran diversidad en motivaciones, métodos, recursos, características de sus estudiantes, alcance numérico de cada emprendimiento/proyecto y contenidos impartidos: se puede decir que no existe lo típico. El diálogo social es generalmente dado por ausente por la mayor parte de nuestros/ as informantes en todos los sectores. Mayoritariamente el diálogo es interpersonal y mediado por las posibilidades económicas de las partes implicadas. Se resalta la ino - peratividad de los sindicatos, y la imposibilidad de trabajadores, padres y comunidad en general para incidir en decisiones importantes, particularmente en los contenidos y prácticas docentes. La sindicalización de autoempleados en el sector privado es casi ausente. En algunos casos del sector privado se aprecia también un deficiente diálogo con los padres de sus educandos, aunque ello contrasta con otros casos positivos, igualmente relevantes. En general, la paz y la violencia se perciben en Cuba y, en particular dentro de su esfera educativa, son pocos comparativamente los hechos de violencia directa. Tanto en el discurso oficial como en el sentido común, Cuba se precia como un país con un elevado nivel de tranquilidad ciudadana y donde las personas aman la paz. Las modalidades educativas emergentes son vistas como zonas de escape del dis - curso de la batalla y la guerra que ha permeado la retórica oficial y popular, y se per - ciben generalmente como menos violentas que el sistema estatal, donde en muchos casos el patrón de relacionamiento entre docentes y estudiantes también posee rasgos de violencia recíproca, factor que tiende a favorecer el incremento del alumnado y del profesorado en las modalidades emergentes. Cuba en su conjunto está bajo los efectos de la violencia estructural generada por el bloqueo de EU. Al interior de la sociedad cubana, este tipo de violencia también se expresa a través de la precarización, que marca la casi totalidad de las relaciones sociales, y en el mundo de la educación afecta las relaciones entre educadores, edu - candos y padres, al crearse relaciones de reciprocidad marginal, percibidas como im - prescindibles para movilizar recursos humanos, lo cual frecuentemente lleva a hechos de corrupción. Igualmente, la creciente desigualdad ha inducido la re–emergencia de prácticas —con frecuencia solapadas— del racismo y el sexismo, que se reflejan igualmente en la violencia simbólica; existen programas estatales de lucha contra esos fenómenos, pero las garantías legales no son suficientes. Nuestros/as informantes refieren hechos que ellos/as califican como relacionados con la violencia estructural y simbólica, que son debidos a ideologización de la go - bernabilidad, lo cual ha creado históricamente —y sigue creando— situaciones de exclusión por razones políticas, así como (menos frecuentemente) religiosas o sexua - les; se trata de una violencia política no convencional, que permea espacios estatales y también —indirectamente— influye en las decisiones y contenidos que se dan en dialvys rodríguez hernández/dmitri prieto samsónov

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